Una Excavación
Memorial de Alfonso Bedoya, un ensayo acerca de la busqueda de la inmortalidad, busqueda de la memoria.
Un requisito para participar en el festival artístico Schwabacher Goldpreis 2005, era el desarrollo de un trabajo artístico partiendo del oro como tema inicial. Encontrándome en ese proceso se me presentó en forma inesperada el recuerdo de una escena de película que me ocasionó un intenso miedo a la edad de 12 años.Un buscador de oro en la Sierra Madre en Mexico se precipita en una fuente de agua para calmar su sed. En la superficie del agua aparece, acompañado por una música dramática, el rostro de un bandido.Instantes después, el buscador de oro yacía muerto en el suelo.El título de la película era „El tesoro de la Sierra Madre“, adaptación fílmica realizada por John Huston en 1947 de la novela del mismo nombre de B.Traven. El buscador de oro era interpretado por Humphrey Bogart, el bandido por Alfonso Bedoya, una actor mexicano. El trabajo mostrado en Schwabach bajo el nombre de „Memorial de Alfonso Bedoya“ rememora a la película y al actor. Una corta secuencia donde aparecen escenas clave de la película es mostrada en un monitor que ha sido ubicado en el suelo de un cobertizo lleno de trastos y objetos inservibles. Las imágenes pueden ser observadas a traves de una brecha entre las tablas del cobertizo. El visitante puede dar una mirada en el celda del bandido, momentos antes de su ejecución, en una mirada hacia adentro que se equipara a la mirada hacia afuera del condenado.
Cuando uno escribe el nombre de Alfonso Bedoya en una máquina buscadora en el internet, aparecen páginas que se remiten a informaciones de bancos de datos fílmicos, así como páginas comerciales que ofrecen DVD’s de algunos pocos films con su participación y también páginas web que lo idolatran, pero en todo caso reduciendolo a su película más conocida, „El tesoro de la Sierra Madre“.Existen actores que se tornaron conocidos gracias a una única película, Bedoya se volvió famoso gracias a una sola frase. La escena clave aquí no es el homicidio en la fuente de agua sino un encuentro días atras con el buscador de oro.El bandido: „ Oiga Señor. We are federales, you know, the mountain police“. El buscador de oro: „If you are the police, where are your badges?“ La respuesta del bandido: „Badges? We ain't got no badges! We don't need no badges! I don't have to show you any stinking badges!" Estas „apestosas“ credenciales nos remiten a una dimensión política. Mexico, habiendo perdido en el siglo XIX casi la mitad de su territorio frente a los USA (Texas, New Mexico, Arizona, California) tiene una relación muy ambivalente con el poderoso vecino del norte.Sin embargo, qué ocurrió con el actor que aparte de participar en „El tesoro de la Sierra Madre“, también tomó parte en casi 80 producciones cinematográficas, tanto mexicanas como de Hollywood? Las informaciones son escasas, pero de cierto se sabe que nunca tuvo un papel principal en ninguna película y a pesar de haber realizado un extenso trabajo cinematográfico, es prácticamente un desconocido para la mayoría de personas.En los archivos del New York Times encontré algunas reseñas sobre películas norteamericanas que contaron con su participación, así como filmstills, el aviso de defunción y algunos ensayos que lo mencionaban.
Este material lo mostré en una nueva versión del Memorial, preparada con ocasión del festival artístico Kunstwanderung (Caminata del arte) de la Asociación de artistas plásticos de Oberfranken, realizado en Kronach. La instalación fue montada „en exteriores“ en un carromato de madera, de los que se utilizan en Alemania para dar cubierto a los trabajadores en las construcciones. La escena de la fuente fue recreada en su cercanía y a su vez documentada.
Finales del 2007, comienzos del 2008, Ciudad de México.
Para poder encontrar más informaciones y evidencias del trabajo de Alfonso Bedoya era necesario hacer una busqueda en escenarios originales. El deso de encontrar su tumba también estaba presente como una especie de objetivo difuso. Es así que tomé rumbo a Mexico y el 14 de Diciembre del 2007, precisamente und día antes de cumplirse el 50. Aniversario de su desaparación, visité la Cineteca de Mexico. La directora de esa institución, Angeles Sanchez, estaba un tanto desconcertada por el hecho que ni ella ni las personas allegadas a dicha institución conocieran a este actor, a pesar de su participación en una serie de clásicos de la cinematografía mexicana. El fue siempre el segundo, un actor de reparto, frecuentemente fijado en un papel de villano. La directora me aseguró su apoyo a mi búsqueda, visiblemente perturbada por el hecho que al día siguiente fueran a cumplirse los 50 años de la muerte de Bedoya y que encima de eso fuera un extranjero el que desplegara semejante interés. Con la finalidad de utilizar el tiempo que restaba hasta la cita acordada el 8 de Enero del 2008 en el Archivo Cinematográfico, viajé hacia el norte del país atrás de las huellas dejadas en Durango, Sombrerete, en aquellos parajes aridos y desolados que sirvieron de escenario para el rodaje de muchos western, tanto mexicanos como hollywoodenses. En el transcurso del viaje realizé entrevistas y pesquisas sobre este actor, en todo caso sin mayor éxito.El día en el Archivo Cinematográfico trajo como resultado algunas informaciones y material visual sobre algunas películas en las que Bedoya participó. El camino de salida de la Cineteca nos condujo a través de un cementerio, en cuyas oficinas administrativas pude enterarme en forma casual que en Mexico la posesión de un nicho no caduca, los nichos y tumbas son comprados por un tiempo indefinido, es decir por la eternidad. Si Bedoya era un actor y además miembro del sindicato de actores, entonces existía la posibilidad que su tumba se encontrara en el Panteón Jardín, en la sección de la Asociación Nacional de Actores.Yo encontré la tumba y en tanto ella se encontraba en un estado deplorable me encargué de arreglarla. Limpié la lápida y la adorné con flores dignas de un bandido para a continuación encender un cigarro a modo de ofrenda a la altura de la frase:
„Oiga amigo, no tiene un cigarro?“. Mision no-imposible.
Este no fué sin embargo el punto final.
En el centro de la ciudad de México se encuentran innumerables puestos de venta callejera de DVDs piratas, sobre todo copias de las películas más taquilleras del cine de los USA. Yo tuve la suerte de encontrar dos puestos de venta con películas de la edad de oro del western mexicano. En el último día de mi permanencia en Mexico y antes de regresar para Alemania estuve buscando en estos puestos las películas de Alfonso Bedoya. Mis preguntas a la vendedora despertaron la curiosidad de una mujer que casualmente se encontraba por ahí. La Sra. Irene Barcena resultó ser la primera persona que yo encontré en México para la cual Alfonso Bedoya no era un desconocido. Y para mi suerte, ella estaba dispuesta a servirme de ayuda en mi búsqueda. Ella conocía su trayectoria cinematográfica y su admiración por Bedoya era tan grande que había motivado investigaciones hechas a título personal. Ella me indicó fuentes en la UNAM y me dió la dirección de una casa en la calle Mitla, donde probablemente todavía residirían parientes de Bedoya. Un encuentro afortunado, casi irreal.
A veces puede uno perderse. Habiendo comenzado con ese miedo primordial, conocí más y más a ese bandido olvidado.
La frase: “Conoce usted a este hombre?“ podría ser empleada en relación al autor de la novela „El tesoro de la Sierra Madre“, que sirvió de argumento a la película del mismo nombre. B. Traven consiguió a lo largo de su vida con la ayuda de más de 30 seudónimos, el poder ocultar su verdadera identidad. Su trabajo era lo más importante para él, y no su biografía. Sin embargo y tomando en cuenta que después de Karl May, B.Traven es el autor alemán que más ha sido publicado y siendo a su vez que sus novelas muestran una fuerte empatía por sus figuras mostrando una tangible autenticidad que se expresa en la elección de temas como el de los refugiados apátridas en la novela „El barco de los muertos“ o en la práctica semi esclavista del engancho retratada en las novelas del así llamado „Ciclo de caoba“; tomando en cuenta además, que dichos problemas no han perdido actualidad, es difícil de entender por qué el nombre B.Traven es poco conocido y en consecuencia poco leído.
Probablemente la investigación nos lleve a buscar indicios en la ciudad de Mexico dejando atrás la calle Mitla para pasar a la calle Mississippi, en la cual B.Traven pasó sus últimos días. Aparentemente es B.Traven más conocido y popular que el olvidado Alfonso Bedoya, en abierta contradicción con la inscripción de su lápida:
La A.N. de A. a su inolvidable compañeroAlfonso Bedoya